La gimansia ecuestre de rehabilitación requiere de un guía que conduzca al caballo por el camino adecuado (previamente establecido) a ritmo y cadencia acordada. Esta responsabilidad recae en la
persona que tenga amplios conocimientos en la doma del corcel.
Su gran responsabilidad es la de tener conjuntamente con el equinoterapeuta la adecuada aplicación de los diferentes ejercicios para una excelente terapia, el conductor o guía no sólo es aquella persona
que se presta a llevar y jalar el caballo sin un fin predeterminado.
Quien esté designado para guiar al caballo deberá saber el programa de trabajo de cada paciente, además de conocer todos los ejercicios que se aplican en sus distintas etapas y los procesos en los diferentes síndromes de los niños en rehabilitación, tanto los que se llevan a cabo en gimnasio de piso, como los que ser realizan en el lomo del caballo, ya sea sin movimiento o en plena acción de paso y trote
Su conducción requiere mantener la cabeza del caballo siempre erecta, viendo la dirección de frente, permitiendo al caballo doblar el cuello en ambos lados para que el animal se oriente y ejecute perfectamente al paso como paso reunido, así como su trote o caminata media y caminata extendida en las mismas circunstancias.
El caballo debe tener sus movimientos amplios, permitiendo que levante el cuello sin restricción, formando una curva armoniosa desde la cruz hasta el tope, que es el punto más alto, con la nariz ligeramente frente a la vertical, sin jalar bruscamente el bocado, aplicando las ayudas con un
ligero movimiento de mano a la brida y auxiliándose con un chasquido labial.
Por ello es necesario tener en cuenta que dicho trabajo se sigue en 6 fases: